Genealogía
Principios Básicos
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Introducción
Más ampliamente, genealogía, además de listas de nombres de antepasados de un ser, es la ciencia que permite el conocimiento no sólo de los antepasados, sino de la familia considerada como un conjunto de personas integradas en diferentes generaciones.
Para lo que ahora nos interesa, al margen de lo dicho por la Academia de la Lengua, definiremos la genealogía en una primera acepción como el conjunto de técnicas y de conocimientos de que podemos servirnos para la investigación de la historia de las
familias.
Bien es verdad que la genealogía, en sus orígenes, se limitaba al recitado de sucesiones de nombres de padres e hijos en una cadena biológica, discursos de los que queda constancia en la Biblia y que se practicaban ritualmente por los hebreos que enseñaban de memoria a los niños las generaciones que les habían precedido.
Este sistema de aprendizaje ritual y memorístico nos muestra bien a las claras el primer peligro de esta genealogía rudimentaria y arcaica: la posibilidad de error por transmisión incorrecta del dato y la inseguridad que esta fuente representa para el conocimiento fehaciente. Una genealogía así fijada puede contener errores y omisiones que, en las siguientes generaciones, se agravarán con toda seguridad.
Junto a la insuficiencia del puro dato nominal, sin fechas ni otros datos que las complementen, estas líneas genealógicas sólo sirven, a modo de ritual, para garantizar el recuerdo de unos personajes ligados por la relación paternofilial, que solamente cobra sentido, y lo conserva, cuando existen descendientes ocupados en memorizar, recordar y transmitir a su vez estas listas a las generaciones posteriores.
Lo que queda claro en este ejemplo para quien, como el lector, se inicia en las lides genealógicas es que nos encontramos ante una expresión del fenómeno que tiende a confundir una actividad con el resultado de la misma: la labor investigadora y de aprendizaje de las listas de nombres es una genealogía, rudimentaria si se quiere, pero indiscutible, mientras que las propias listas así obtenidas y preservadas reciben igualmente el nombre de genealogías, teniendo causa y efecto, por tanto, el mismo nombre.
La genealogía entendida como aquí lo hacemos, como actividad investigadora de corte científico que nos lleva al conocimiento de la familia, de una pluralidad de personas unidas por vínculos de parentesco, tiene una gran cantidad de finalidades.
La Genealogía y la Historia
Resulta innegable que la historia ha de servirse de la genealogía en muchas ocasiones, desde la mera explicación de las dinastías egipcias que dividen la historia del Egipto faraónico, hasta el estudio de la guerra de Sucesión española a principios del siglo XVIII, cuyos motivos dinásticos han de matizarse con algunas consideraciones acerca del comercio de esclavos con América por parte de ingleses y holandeses. Sin un mínimo conocimiento de las dinastías reales de España es imposible aproximarse a la historia de la Reconquista, al conocimiento de la política matrimonial de los Reyes Católicos y de Maximiliano de Austria, o a las guerras carlistas cuyo trasfondo ideológico encontró materialización en el conflicto sucesorio nacido de la falta de descendencia masculina de Fernando VII a su muerte, en 1833.
La Genealogía y la Medicina
Si la genealogía resulta imprescindible para la historia, no es menos importante para la medicina. Las enfermedades y taras hereditarias pueden estudiarse y, por tanto, tratarse gracias al conocimiento exacto de las familias en las que se presentan.Es ya tópico citar el ejemplo de la hemofilia, mal que transmiten las mujeres aunque no lo sufran, cuyas leyes de transmisión pudieron detectarse a principios del siglo XX por haberse presentado diversos casos bien notables en la descendencia de la reina Victoria I de la Gran Bretaña, extendiéndose a las Casas Reales de España, Prusia,Hesse y Rusia, entre otras familias. A lo largo de la centuria, las investigaciones biológicas han avanzado portentosamente en el campo de la genética, en el que en estos momentos asistimos a una auténtica revolución científica en cuanto a la identificación de los genes causantes del cáncer. Para no cansar al lector, hablaremos finalmente de un ejemplo que los servicios de la genealogía pueden reportar a la medicina y a la biología. Los avances obtenidos recientemente por los investigadores del ADN mitocondrial han permitido identificar los restos mortales de la familia del emperador Nicolás II de Rusia y de los colaboradores con ella asesinados. Para dicha identificación se han desarrollado de manera acelerada diversos programas científicos en Rusia, Gran Bretaña y Estados Unidos, habiéndose facilitado enormemente su desarrollo al contarse con genealogías colaterales perfectamente establecidas respecto de los parientes del zar y de la zarina.
La Genealogía y la Matemática
Las relaciones de la genealogía con la matemática y la estadística son muy numerosas, y solamente mencionaremos, como ejemplo, el asunto de los sistemas de numeración de los ascendientes que, por constituir en principio una progresión geométrica, se prestan a interesantes experiencias aritméticas.
Las relaciones de la genealogía con la matemática y la estadística son muy numerosas, y solamente mencionaremos, como ejemplo, el asunto de los sistemas de numeración de los ascendientes que, por constituir en principio una progresión geométrica, se prestan a interesantes experiencias aritméticas.
Genealogía y Sociología
En cuanto a la necesidad que la sociología tiene de rigurosos estudios genealógicos para poder abordar sus tareas no parece requerir excesivos comentarios. Estos mismos estudios tendrán utilidad extrema para economistas y, por tanto, para políticos; sin olvidar a educadores, comerciantes y tantos otros sectores sociales necesitados de conocer la evolución de esa institución polifacética que es la familia.
Genealogía y derecho
¿Puede el mundo de las leyes prescindir de la genealogía? No sólo los civilistas y los canonistas deben manejar sus conceptos con soltura. Las regulaciones familiares de ambas disciplinas abarcan el nombre, el estado civil y la adquisición de derechos ciudadanos, las relaciones paternofiliales, las matrimoniales, el divorcio, la nulidad matrimonial, la regulación de las parejas de hecho hetero u homosexuales, la paternidad biológica y la adoptiva, la tutela y la curatela, el fallecimiento y la herencia, o el establecimiento de las relaciones incestuosas como pecado o delito, que en los ámbitos religioso y civil no dejan lugar a opiniones indicativas y se encuentran perfectamente reguladas por ambas esferas legislativas. Los penalistas han de conocer los grados de parentesco entre los autores y las víctimas de los delitos de abusos sexuales, de parricidio o de otras muchas figuras delictivas en las que las relaciones parentales pueden actuar como eximentes, atenuantes o agravantes, según los casos. En cuanto a los especialistas en derecho fiscal, parece obvio resaltar la importancia que otorgarán a las relaciones familiares, resulten o no respaldadas por documentos burocráticos: desde las desgravaciones fiscales por familiares a cargo del contribuyente hasta las distintas tarifas aplicables en las sucesiones hereditarias, según el grado de parentesco existente entre causante y heredero o los beneficios previstos en muchos ordenamientos para las familias numerosas.
Bibliografía empleada
«DICCIONARIO DE APELLIDOS ESPAÑOLES«; por Roberto Faure, María Asunción Ribes, Antonio García, Madrid, Espasa, 2001.
«EL GRAN LIBRO DE LOS APELLIDOS«; por Josep Maria Albaigès, Barcelona: Circulo de Lectores, 1999.
«APUNTES DE NOBILIARIA Y NOCIONES DE GENEALOGÍA Y HERÁLDICA«; primer curso de la Escuela de Genealogía, Heráldica y Nobiliaria, lecciones pronunciadas por Francisco de Cadenas y Allende, 2ª ed., Madrid, Hidalguía, 1984.
«CON NOMBRE Y APELLIDOS«; por José Luis Sampedro Escolar, Madrid, Ediciones Martínez Roca, S.A.,1999.
«TRATADO DE GENEALOGÍA, HERÁLDICA Y DERECHO NOBILIARIO«; Madrid, Instituto Salazar y Castro, 2001.
«TRES ESTUDIOS INTRODUCTORIOS AL ESTUDIO DEL PARENTESCO«; por Aurora González Echevarría y otros, Bellaterra, Univ. Autónoma de Barcelona, 2000.
«NUEVA ENCICLOPEDIA LAROUSSE«; Barcelona, Planeta, 1981-1992, 13 vols.
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